Sobre Lolo y sus libros – Recibir, querer, anhelar, el Amor de Dios

Sobre Lolo y sus libros – Recibir, querer, anhelar, el Amor de Dios

 

Los más desgraciados son los analfabetos de Dios

Bien venido, Amor (435)

 

Es cierto que este libro del Beato Manuel Lozano Garrido es un tanto especial. Y es que se trata de una serie de aforismos (“Las mil y una frases” que es como las llama él mismo mientras las estaba escribiendo…) en los que toca muchos temas, a saber: “Dios, amor”, “Creador por amor”, “El hombre, amor”, “Humana sed de Dios” y, para terminar, “Proyección de Dios sobre el hombre”. Vemos, por tanto, que es mucho a lo que se refiere Lolo y todo es referido según el estilo de nuestro amigo: con cercanía, con ternura y con profundidad espiritual que nos llega bien dentro.

Es imposible referirse a este libro sin respeto y sin admiración. Y es que logra, el linarense universal, acercarse tanto al corazón que lo deja muy tocado. Pero es tocado por el Espíritu Santo que ha inspirado cada línea que da forma a sus muchos pensamientos, más lugares propios de quien tiene fe en su Creador y, en fin, todo lo que bueno que sale, que sólo puede salir, de allí donde tiene su Templo la Tercera Persona de la Santísima Trinidad.

En realidad, lo que hace Lolo (y no es poco) es aceptar el Amor de Dios, así con mayúsculas, y llevar a los muchos capítulos de que se compone este libro tal aceptación. Y es que quiere que comprendamos lo que nos dice en el punto 783 de su libro, a saber, que: “Dios sólo invade cuando las puertas de un corazón se le abren de par en par y en el umbral le espera la bienvenida de un ‘fiat’”.

Sobre todo esto que apenas tratamos aquí, sólo podemos decir que los 1015 puntos de los que se compone “Bien venido, Amor” son 1015 posibilidades de llevar a nuestro corazón el buen hacer del hijo de Dios que sabe que lo es no tiene la más mínima intención de mirar para otro lado. Por eso “Fe se escribe con ‘f’ de fuego y ‘e’ de esperanza” y nos lo dice en el que es, de los mismos, el 569.

Lolo, con este libro, como se diría popularmente, se ha cubierto de gloria (en el buen sentido esto dicho así) pues la gloria de Dios, eso, lo ha cubierto y él nos descubre, poco a poco, que la misma no es propia, sólo, de santos ya subidos al cielo sino de todo aquel que quiera darse cuenta de que lo puede ser.

Por cierto, que en otro libro escribe Lolo sobre lo que llama “Panecillos de meditación” que vienen a ser como pequeños pensamientos que nos pueden llevar por caminos espirituales. Pues bien, “Bien venido, Amor “ está todo lleno de esos “Panecillos” a los que se refiere Manuel. Y, es más, más, tenemos toda una panadería del alma para surtirnos de estos panes que la van a alimentar hasta llenarla, llenarla y llenarla. Sin exagerar ni nada, créanlo.

Eleuterio Fernández Guzmán

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