Rescate y Dolores durante un Jueves Santo que se vive desde casa

Un nuevo año en que las puertas de Santa María y aquella lonja quieren disfrutar de un nuevo Jueves Santo. Mucho ajetreo, vivencias, ilusiones, corazones rescateros que sienten que hoy es su día, y que tras no poder hacer estación de penitencia el pasado año, era el momento de vivir una nueva salida procesional. Algo para lo que tendremos que esperar 365 días más.

Poco antes de las cinco, con una calurosa tarde, tres golpes secos en la centenaria puerta de la Basílica mandan abrir el portón, para dar paso a capas blancas y caperuces rojos. Una banda de cabecera con bastantes años de experiencia comienza a marcar el paso de la estación de penitencia. Esta formación tan típica en Linares, interpreta marchas insignes como “El concierto de Aranjuez» o «El último mohicano». Es mítico su pasacalles previo, que comienza en la calle Nueva antes de la procesión.

El paso del Señor del Rescate comienza cada año su discurrir por las calles del casco antiguo de Linares, pasando en primer lugar por el convento de las Hermanitas de la Cruz. Este año se han completado los barnices del paso, una de las novedades que estaba prevista. Cuando el cristo ha pasado el convento, ya se escucha la Marcha Real. Eso significa que el paso de Nuestra Señora de los Dolores está viendo la luz de la tarde con su nueva parihuela, otro de los estrenos, la cual facilita la salida del templo.

La cofradía tenía previsto pasar por su casa de hermandad, calle donde el sol hace brillar la plata de sus enseres, y al gitano de Santa María su túnico blanco y escapulario de plata, ambos estrenos. La cofradía se dirige al centro de la ciudad por la calle el Tinte, con parada obligatoria en la puerta de la casa de la familia Molina – Caro, quienes fueron hermanos mayores de la hermandad, vestidores de Nuestra Señora de los Dolores y de siempre vinculados a la Hermandad del Rescate. Anualmente no puede faltar la levanta que ambos pasos dedican a la familia.

Tras pasar la calle Viriato, y la Plaza de San Francisco, la hermandad es la primera de la jornada que pasará por una Carrera Oficial, que espera con gran ilusión el paso de las tres hermandades del día. Un discurrir por esta tribuna muy serio y elegante, con un gran orden por parte de los fiscales. El cortejo llega a su última parte del recorrido, donde la calle el pontón, buscando calle Rosario, sitio en el que los presentes suelen disfrutar de marchas muy mecidas y emocionantes y que normalmente consiguen emocionar a los presentes.

El cansancio y el ánimo por partes de sus capataces llevan a ambos pasos a comenzar la subida de la cuesta de Santa María. En primer lugar lo hace Nuestro Padre Jesús del Rescate, acompañado por la Agrupación Musical Nuestra Señora de los Dolores, que interpretan unas marchas un tanto flamencas para llevar al Gitano de Santa María a su parroquia.

Y tras él, siempre su madre, aquella que tallase Don Luis Álvarez Duarte y que todos los años engalana su vestidor Felipe López. Este año estrenaba tocado de tul bordado y un rosario, que tendrán que esperar al próximo año para enmarcar su bendito rostro. Vendría despacio, serena al son de «Siempre la Esperanza» o «La Virgen de Sevilla», marchas que normalmente son interpretadas en la cuesta. Y este es el broche de oro, a una estación de penitencia soleada y tranquila que todos anhelamos, seguramente sin ninguna incidencia, solo disfrutando y haciendo disfrutar.

De nuevo volveremos a soñar con ver a Linares rescatado e inundado por el Dolor de María, pero mientras quédate en casa y comienza a soñar con ese momento.