La Plaza de San Juan Bosco, se queda esperando ver el galeón del Señor del Prendimiento pasar cubierto de esos árboles que son el mejor cielo, y a su Madre del Rosario. Cada año, tras la Hermandad del Rescate, la segunda hermandad de la jornada del Jueves Santo en poner su cruz de guía en la calle es la Hermandad del Prendimiento, con salida desde la Parroquia de San Agustín.
El primer paso, el de Jesús del Prendimiento siempre tiene una salida algo dificultosa donde las patas deben embutirse y de rodillas llevar al señor a la calle, mandando el paso Alejandro Lopez Marjalizo. Este año como novedad, la Virgen del Rosario estrenaba una parihuela, la cual facilita la salida para no tener que quitar la corona y bajar los varales antes de salir y entrar ya que era algo incomodo. El paso sería mandado por primera vera por Agustin Lopez Marjalizo y Carlos Prieto, cuerpo de capataces que tampoco pudo estrenarse el pasado año al no hacer estación de penitencia por motivos climatológicos.
La primera parte del recorrido suele ser algo mas ligera para avanzar la calle Julio Burell, pero una vez entrada la cofradía en la calle Espartero, son algunas saetas las que se cantan al paso de ambos pasos, llegando de esa forma al centro de la ciudad.
La cofradía tradicionalmente pasa por la calle San Joaquin, Sagunto, hasta llegar a Teniente Ochoa, lugar donde se recrea más. El Señor discurre por la calle Pontón, donde en la peña El Cabrerillo se interpreta alguna saeta. Nuestro Padre Jesús del Prendimiento estrenaba unas potencias realizadas por el orfebre granadino Alberto Quirós, bajo diseño de Álvaro Abril, vestidor y director artístico de la Hermandad. Un año más tendrán que esperar sus devotos para verlas.
Mientras, la Virgen del Rosario debía discurrir por el callejón del juzgado al son de «Siempre la Esperanza», marcha que estaba programada para ser tocada en este tramo y llevada por la cuadrilla madre y maestra de la ciudad, ya que fue el primer paso en adoptar esta forma de llevar los pasos y causó un gran revolución en la ciudad de Linares de los ochenta.
La cofradía se acerca lentamente a uno de sus puntos más importantes, la calle que llevar el nombre de la titular mariana, la del Rosario. Este punto recoge año tras año las emociones de toda la hermandad, deja instantáneas maravillosas pues las cuadrillas echan sus esfuerzos en realizar las mejores chicotas del recorrido, con interminables aplausos de cuantos ven la procesión.
Esta calle termina entregando a Cristo a Linares, al corazón de la ciudad, dictando sentencia, en la plaza del Ayuntamiento, tradición de antaño. Y desde ese punto, la cofradía va buscando el paso por tribuna, con el andar poderoso del paso de misterio y la mecida pausada y suave de su Madre del Rosario, la cual siempre va detrás, siguiendo los pasos de su hijo.
Con una tribuna abarrotada, la Hermandad hace su entrada de forma puntual, siendo la segunda hermandad de la tarde en pasar por este punto, ya entrando en la ultima parte de su recorrido. Tras la carrera oficial, la cofradía busca su sede canónica, entrando a las once y media de la noche aproximadamente.
De nuevo volveremos a soñar con ver a Linares dictar la injusta sentencia a su hijo del Prendimiento, pero mientras quédate en casa y comienza a soñar con ese momento.
Redacción y fotografías: Alejandro Valderas
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Abajo el caperuz
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