CILU-Linares pone en valor la importancia histórica del 17 de agosto

La formación municipalista conmemora un año más la independencia jurisdiccional de la ciudad con el aniversario del otorgamiento de título de Villa a Linares, el 17 de agosto de 1565

 

La formación municipalista CILU-Linares conmemora con un nuevo logotipo-homenaje el aniversario del otorgamiento del histórico título de Villa a la ciudad de las minas. Recuerdan así, un años más, la importancia del 17 de agosto de 1565, cuando Felipe II convirtio a Linares por Real Cédula en villa independiente de Baeza.

“Para nosotros simboliza el primer momento de la historia de nuestra ciudad en su concepción actual, consecuencia de un resurgimiento económico y social que culmina hace 456 años con la independencia de la villa de Baeza y constitución del Linares que hoy conocemos. Consideramos importante aprovechar esta efeméride para acercar y conocer la historia de nuestra ciudad y que nos ayude a ver el futuro con perspectiva» indica Javier Bris, portavoz de CILU-Linares en el Ayuntamiento de Linares.

Contexto histórico

Tal día como hoy de hace más de cuatro siglos, un 17 de agosto de 1565, la ciudad de Linares se convirtió oficialmente en “villa de por sí y para sí”, independizándose del concejo de Baeza.

El proceso había comenzado algunos años antes. Durante el Reinado de los Reyes Católicos ya se produjeron sublevaciones por la restricción en los derechos de libre elección de alcaldes y jurados que disfrutaba la hasta entonces aldea de Linares. Con el tiempo, el Concejo fue perdiendo poder e influencia y la aristocracia linarense solicitó a Carlos I la emancipación con respecto a Baeza. Tras una época convulsa para la floreciente aldea, finalmente, su hijo Felipe II concedió a Linares el Privilegio de Villazgo tras el pago de 7500 maravedís.

Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX cuando Linares se transformó en una ciudad pujante, gracias a la industria minera, al ferrocarril y a otros muchos avances que llegaron con las revoluciones industriales. Así, de los 6.000 habitantes que reflejaba el censo en 1849 se pasó a los 36.000 en 1877, cifra que aumentará gradualmente en los años venideros.

Heredera del legado de Cástulo, la Historia de Linares la conforman constantes altibajos, alternándose momentos de esplendor con otros de decadencia. Pero si algo podemos extraer de ella es la infinita capacidad de reinventarse y el espíritu de lucha imperecedero de sus habitantes.

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