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Apertura de la programación «Ad Originis» de la Vera Cruz, con la visita del Cardenal D. Carlos Amigo Vallejo

La Primitiva Hermandad de la Santa Vera Cruz y Cofradía de Penitencia y Silencio del Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Madre de Dios María Santísima de la Salud en su Soledad de Linares, procedió a la apertura de sus actos de aniversario con una eucaristía muy especial. Se contó con la presencia de un ilustre franciscano el Emmo. y Rvdmo. Sr. Cardenal D. Carlos Amigo Vallejo, Arzobispo Emérito de Sevilla, que acompañó durante el acto en la Parroquia de San Agustín.

Con tal motivo la hermandad se adentra en los actos que pretenden celebrar de forma sencilla, el 475 ANIVERSARIO “AD ORIGINIS” abundando en el papel jugado por la orden franciscana, y la devoción a la Sangre de Cristo en los orígenes pasionistas de nuestra hermandad.

Miembros de la Corporación Municipal, representaciones de todas las hermandades y hermanos de la Vera Cruz quisieron estar presentes en tan importante acto. El Coro y Orquesta MusicAlma puso la nota musical al evento.



Los devotos estuvieron muy agradecidos y finalizaron la eucaristía con un gran aplauso. El Sr. Cardenal visitó después la capilla de la Vera Cruz, para firmar en el libro de honor, seguida de la capilla de la Hermandad del Prendimiento y Rosario, como compañera de sede canónica. Un día para recordar y abre paso al resto de actividades de este importante aniversario.

Origen de la Vera Cruz

La cofradía de la Vera Cruz de Linares tiene su origen en la devoción profesada a las Llagas o Sangre de Cristo por veinte hermanos de la V.O.T., rama seglar de la orden franciscana, tutelada espiritualmente por frailes los franciscanos que se asentaron en la aldea probablemente desde 1534. Las enseñanzas de San Francisco sirvieron a sus seguidores para impulsar la devoción a la Cruz de Cristo, haciendo del ejercicio del viacrucis, una manifestación pública de fe de gran impacto entre la población local del siglo XVI. La aldea de Linares hizo suya esta devoción a la Sangre o Llagas de Cristo, junto al ejercicio público del viacrucis de disciplinantes durante la noche del Jueves Santo, visitando cinco lugares sagrados. Tal circunstancia no solo sirvió para abundar en la fijación devocional entorno a la Sangre, o Llagas de Cristo, sino que también es la evidencia del inicio de las manifestaciones públicas pasionista entre el pueblo cristiano de Linares.