El orgullo de la Fuente del Pisar

jaen-orgullo--575x323«Esta asociación empezó por los años 75. Aún vivía Franco. Por aquel entonces no teníamos derecho a reuniones. Empezamos porque había un cura en Santa Bárbara que se llama Tomás Rivas y viendo conforme estaba el barrio en aquellos entonces decidimos cambiar la situación para mejorar. Él nos estuvo ayudando y dándonos charlas de cómo la cosa pronto cambiaría y tendríamos una sociedad socializada; en definitiva: nos fue abriendo camino». Así comienza su relato Dolores Lechuga, una de las más veteranas integrantes de la asociación de vecinos La Esperanza.

Esta iniciativa se fue abriendo poco a poco en el barrio La Fuente del Pisar, y hoy puede presumir de más de cuarenta años de vida. La asociación comenzó reuniendo las quejas y peticiones de un barrio que en el que cada cual contaba con sus propios problemas y que gracias a este movimiento asociativo se ponían en común y se intentaba dar solución. «Íbamos al ayuntamiento a pedir que nos arreglaran las calles. Empezamos a reunirnos en la sacristía pero tuvimos que irnos de ahí, y finalmente el ayuntamiento nos cedió este solar [.] Nos reuníamos para pedir que arreglaran cosas del barrio, íbamos de casa en casa para ver a los niños que no estaban escolarizados, y animando a los padres a que mandaran a los niños a la escuela», rememora Dolores.

En los inicios la asociación estaba formada por hombres y mujeres, pero desde hace unos años están sólo las mujeres. En palabras de María Luisa López, presidenta de la asociación, «las mujeres al ver que los hombres empezaban a asociarse, dijeron que ellas no iban a ser menos por lo que comenzaron a reunirse en los talleres de costura, y tanto ellos como ellas empezaron a un mismo nivel. La junta directiva estaba formada en su mayoría por hombres. Hasta que llegó un momento, en que Francisca Sánchez fue la primera que empezó a reclamar igualdad».

Cómo surgió

Y así fue cómo surgió la iniciativa de la vocalía de las mujeres, de la mano de la hermana carmelita Francisca Sánchez. «El barrio estaba comprometido con la asociación y la asociación con el barrio, y se organizó la vocalía de la Mujer para que las mujeres salieran, y las valientes son las que ves, nos hemos incorporado algunas después, pero aumentar no aumenta. Gracias a la vocalía que es la que tira de la asociación, ésta está abierta, y no es una asociación de mujeres, sino vecinal», afirma la presidenta.

Gracias a ella, las mujeres aprendieron lo que era comprometerse con el barrio y de ahí han salido muchos de los talleres que se han llevado a cabo y que aún hoy siguen activos, como talleres de costura, de baile, de bolillos, de informática, de manualidades, de gimnasia pasiva, entre otros.

Carmen Vidal, otras de las socias comenta que uno de los talleres con más repercusión es el de jabón casero, que desde hace quince años envían al Sáhara. Sin embargo, la situación actual de la ciudad ha obligado a cambiar el destino de este producto y desde hace cinco años se queda en Linares, «la situación estaba cada vez peor, por lo que lo hacemos y los repartimos para los que quieran y así colaboramos», comenta Carmen.

Desde la asociación lanzan una invitación a todo el mundo que quiera acercarse y colaborar aportando ideas para su posterior puesta en común , puesto que «la asociación es una parte del barrio, si no estuviera yo creo que al barrio le faltaría algo. No queremos que se cierre», sentencia así María Luisa. María Teresa Cortés. IDEAL.

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