La Residencia de Nuestras Señora de Las Mercedes, el Asilo de Linares, ha visto cómo el número de residentes ha disminuido de forma considerable en poco más de dos años. Con tan sólo 29 usuarios en la actualidad, una cifra muy alegada del algo más de medio centenar de mayores atendidos a mediados de 2012, la orden que gestiona el centro reconoce las dificultades para sostener económicamente al centro.
El Asilo, una fundación que otorgaron Los Marqueses de Linares a la ciudad para atender a las personas con menos recursos, una institución privada que se sostiene con las donaciones de la ciudadanía y las aportaciones de los residentes, atiende en la actualidad a aquellos mayores cuyo nivel de dependencia no supere el nivel dos -dado que no se encuentra acondicionada en su totalidad para personas de mayor grado- y especialmente a mayores con pensiones pequeñas. «Las aportaciones de nuestros residentes, con pensiones de menos de 600 euros o no contributivas se destinan en más de la mitad a cubrir los gastos de personal, que son 28 trabajadores. Necesitamos del apoyo de la ciudadanía y empresas o entidades privadas para poder seguir nuestra actividad», reconoce Eulalia Da Silva, ecónoma del Asilo y hermana de la congregación Lumen Dei.
La «complicada» situación económica del Asilo, donde existen unos gastos de mantenimiento de más de 3.000 euros al mes, y todo ello pese al cierre de parte de sus instalaciones para reducir los gastos de luz, ha obligado a iniciar el desarrollo de un expediente de regulación de empleo (ERE) temporal en su plantilla a la espera de ampliar el número de residente para conseguir una situación «que asegure la viabilidad del Asilo». «Tener un número de usuarios similar al de 2012, con cincuenta residentes, nos permitiría tener con ingresos suficientes para mantener a toda la plantilla. No queremos realizar más despidos, pues ya hubo que recortar la plantilla el pasado año, y por eso se va a realizar este ERE temporal entre la plantilla», señala la ecónoma.
El acuerdo alcanzado con los trabajadores, «que han sido informados puntualmente de la situación del centro y los objetivos de esta medida», según señala la trabajadora Clara Férriz, comenzaba a desarrollarse el pasado mes de junio con la salida temporal de los dos primeros trabajadores y se irá desarrollando de forma rotativa. «El objetivo es evitar la pérdida de más empleos por la caída de residentes y esperamos que la situación mejore», señala Férriz.
Caridad ciudadana
A la espera de que se produzcan nuevas altas en el Asilo, desde la congregación Lumen Dei se encuentran a la espera de la concesión del consorcio por parte de la Junta de Andalucía, «pues la falta de plazas concertadas ha provocado, principalmente, la caída de usuarios», así como el apoyo desde instituciones privadas y empresas que, como apunta Da Silva, han mostrado su apoyo al Asilo a través de los Siervos de la Caridad en diferentes campañas de postulación para los gastos de mantenimiento del centro.
«Estas ayudas, así como los 6.000 euros anuales del Ayuntamiento para las facturas de servicios, sin fundamentales, pero es necesario tener más residentes y recibir apoyos de otras instituciones para atender a la riqueza, sabiduría y raíces de un pueblo, como son los mayores, y Linares es un pueblo solidario y lleno de caridad», insiste la ecónoma, quien asegura que sin residentes «no hay futuro para el Asilo de Linares», donde la mayoría de los usuarios llegan atraídos por la hospitalidad y «ambiente de hogar» de esta residencia donde reciben atención asistencial además de una extensa programación de actividades lúdicas y terapias cognitivas.
Desde que se pusiera en marcha la Ley de la Dependencia hace casi una década, el número de usuarios de la Residencia de Nuestra Señora de Las Mercedes ha descendido de forma considerable, situándose en la actualidad en un total de 29 usuarios pues, junto a la ausencia de plazas concertadas en el Asilo, las familias se enfrentan a actual situación de crisis económica, por lo que en muchos casos se buscar «un acuerdo o alternativa» que permita hacer frente a los gastos derivados de la atención. «Son aspectos que se deben de analizar para conseguir que haya más residentes, pero también hay que concienciar a las familias que, aunque siempre se intenta retrasar al máximo el ingreso, en muchos casos los usuarios llegan a edades muy avanzadas y por tanto con menos posibilidad de estar activos y sociabilizarse», reconoce Da Silva. Irene Téllez. IDEAL.