Un viaje solidario con Josefina Nieto y Taller de Solidaridad

¿Cuáles han sido tus voluntariados y por cuánto tiempo?

‘La primera vez fue Perú, una zona rural al sur de Los Andes a  3.600 metros de altitud. Allí permanecí durante 3 meses; al principio colaborando en un colegio de secundaria en una localidad llamada Urcos y después en un pueblo más pequeño dando clases de inglés a los niños y ayudando en un comedor de la ONG que da de comer diariamente a unos 120 niños, que vienen de unas comunidades más altas y que muchas veces es la única comida que realizan al día.’

‘La segunda vez me dieron la oportunidad de ir al Congo ya que al ser profesora de francés no tendría ningún problema con el idioma. Este voluntariado se prolongó también durante todo el verano. Fui con una compañera de la ONG llamada Adriana, de Ourense. Allí teníamos planeado colaborar dando clases de inglés en una parroquia, pero gracias a una religiosa de las Siervas de San José que es médico, tuvimos la suerte de conocer una maternidad en el barrio de la Katuba Upemba (en la ciudad de Lubumbashi). Cuando Adriana y yo fuimos a visitar la maternidad, tuvimos claro que era en aquel lugar donde queríamos invertir el mayor tiempo de nuestro voluntariado.’

‘El gobierno congoleño no paga educación, sanidad u otros servicios básicos y todos ellos son atendidos únicamente por las congregaciones religiosas y las ONGs, por lo tanto, su labor en estos sitios es muy importante, ya que los ciudadanos están totalmente desatendidos.

El Congo, tiene un suelo minero muy rico en minerales, entre ellos destaca el coltán (imprescindible para la industria de aparatos eléctricos, centrales atómicas y teléfonos móviles) que podría ser una fuente de prosperidad para los congoleños, sin embargo las multinacionales y las guerrillas locales se disputan su explotación sin importarle el coste humano. Las parroquias pues, y las ongs son quienes construyen colegios, centros de vacunación, maternidades, etc. Y los ciudadanos son los que deben pagar por servicios básicos como la educación, dar a luz, ser atendidos en un hospital, etc.’

IMG-20151112-WA0013¿Cómo te decidiste a irte a un país extranjero a hacer este tipo de voluntariado?

‘Todo el mundo en el fondo tiene ganas de vivir una experiencia similar, yo soy una persona muy viajera y se me presentó a la edad de 50 años la
posibilidad de hacer algo que había querido hacer siempre. Uno siempre tiene la necesidad de compartir, de aprender, de aportar lo mucho o lo poco que puedes hacer, siendo consciente a la vez de que no vas a cambiar el mundo, pero puedes ayudar a  las personas que se pongan en tu camino en la medida de lo posible.’

‘Muchas personas me han manifestado que les gustaría hacer algo así pero algunos tienen miedo, hay que tener en cuenta que vas a unos países inestables, la policía y el ejército son  corruptos. Físicamente tampoco es fácil a veces la experiencia; en el caso de Perú, vivir a 3.600 metros de altitud es duro para quienes no estamos acostumbrados y en El Congo coincidí con toda la crisis del ébola, pero al no haber ninguna información la gente estaba muy tranquila; solo cuando nos podíamos  conectar por la noche al canal internacional nos informábamos brevemente de los avances de la enfermedad. Te arriesgas también a muchas enfermedades como la malaria, el cólera… y además hacer un voluntariado es caro, ya que cada uno costeamos nuestro viaje, desplazamientos, etc. , aunque la ONG nos proporciona el alojamiento y la comida, que no es poco en esos países; pero por encima de todo, las religiosas son muy disciplinadas y tienes la ventaja de saber que vas a un sitio limpio y seguro’.

¿Cómo se tomó tu familia que te fueras de voluntariado?

‘Fue un golpe para mis padres, ya que son mayores y les asustaba que me fuera tan lejos y durante tanto tiempo. Mis hijos sin embargo, me conocen, saben de mis inquietudes y comprendieron que estaba decidida a irme. Mientras estuve allí escribí un Blog y mis hijos se reunían con mis padres para leerlo a diario, lo que suponía un momento de compartir entre ellos que a mí me reconfortaba y alegraba mucho desde allí. Ellos sabían que yo tenía ganas de hacer algo similar y que es algo que a mí me llena mucho y respetaron mi decisión. Ahora mi hijo mayor está colaborando con una asociación de niños con cáncer, por tanto, el crear conciencia entre los tuyos es una satisfacción añadida. ’IMG-20151112-WA0011

Cuéntanos alguna de tus experiencias más emotivas o significativas de las
muchas que viviste en estos periodos.

‘En Perú a los niños les encantaba aprender, para ellos ir a la escuela era un privilegio y una suerte, aquí en España, parece que los estás obligando, nuestros niños (por lo general) han perdido ese interés por aprender que yo percibía día a día en Checacupe, una vez que habían comido y recuperaban sus ganas de jugar, reír y aprender al mismo tiempo, todo ello en una mezcla que resultaba un caldo ideal de cultivo para ir avanzando día a día. Cuando llevaba un tiempo allí, al caminar por las calles la gente me reconocía y me saludaba: “Buenos días profesora”, “Buenos días señorita gringa”. Los olores, colores, sonidos, músicas, sonrisas,….todo ello dibuja un recuerdo indeleble en mi espíritu.

‘En El Congo, las mujeres son muy fuertes, ellas llegan la mayoría de las veces solas a la maternidad sin más equipaje que un bolso de ropa y un cubo. Como parte de su indumentaria tienen un paño de tela que usan para acarrear  a sus bebés, las hortalizas y las compras, etc. Este paño se usaba para limpiar los fluidos del parto y todo lo que se ensucia en ese momento va al cubo. Y en la mayoría de las ocasiones, a la media hora de dar a luz se levantaban e iban ellas  al patio a lavarse la ropa con  ese cubo. Me comunicaba muy bien con ellas en francés e intentaba ayudarlas  a la hora del parto con la respiración. Era muy emotivo ver lo resistentes que eran y lo poco que se quejaban, dándome las gracias y sus bendiciones nada más tener al bebé sin yo haber hecho nada. Son personas muy agradecidas

‘Allí el transporte público solía ser lo que llaman un ‘Dubái’, son furgonetas de segunda mano que adaptan quitando los asientos y poniendo tablones de madera para que quepa más gente, apiñándonos unos con otros hasta montar a veces a más de veinte viajeros. Un día no pudimos coger el Dubái diario para ir a la maternidad y nos buscaron un taxi “de confianza”; el taxista no dudó en darse a la fuga cuando en un control de policía le pidieron la documentación del vehículo, viéndonos mi compañera y yo en una huida en toda regla con derrapaje incluído.’

IMG-20151112-WA0010‘En esta zona hay blancos pero todos ellos son gente rica que trabaja en las compañías mineras y se extrañaban de ver a dos mujeres blancas a pie de calle, muchas veces nos llamaban “musungu” (blanca) de forma despectiva, otras veces el tono era sorprendido, ingenuo y cálido, de hecho, a la religiosa que nos llevaba todos los días a la maternidad todavía le preguntan que donde están las ‘blancas’ que venían todos los días en los Dubái. Me traje la sensación de que  había gente a le gustaba  que anduviésemos por allí y agradecía que nos  mezcláramos con ellos, que usáramos sus mismos medios de transporte.’

¿La conexión a internet por tanto, estaba muy limitada?

‘Teníamos conexión a internet en El Congo, pero lo que fallaba era la luz. El gobierno congoleño no mantiene la red ferroviaria, eléctrica, de carreteras, los desagües, canalizaciones, etc. Una ciudad como Lubumbashi, de un millón y medio de personas tiene unas infraestructuras muy deficientes, por tanto, casi todas las noches se iba la luz y teníamos que manejarnos con linternas por la casa, ya que no es conveniente salir de noche por estos lugares. A pesar de todo mi compañera y yo hemos disfrutado mucho de la experiencia  y de hecho, me encantaría volver.’

¿Qué te llevas de positivo de tu experiencia?

‘Todo es positivo, aprendes muchas cosas, conoces a otra gente. Yo estoy convencida de que la educación es muy importante. A mi vuelta, con la coordinadora de la ONG Lina Antonaya, hemos visitado muchos colegios, para dar a conocer a nuestros niños que hay muchos como ellos que tienen otro tipo de vida, que tienen que caminar con un sucio bidón hasta un pozo para buscar agua o no tienen posibilidad de ir al colegio. Los niños se sensibilizan y debemos educar ciudadanos que en un futuro puedan limar las diferencias existentes actualmente. Una experiencia positiva es también por todo esto, poder compartir tus vivencias y que no quede como algo individual.’IMG-20151112-WA0009

‘Desde mi vuelta de Perú, colaboro de voluntaria en un colegio de actuación preferente una vez a la semana, estos son niños que viven en zonas más deprimidas de Linares, por lo que también aquí, en mi propia ciudad, tengo la suerte de colaborar con otras personas. Ellos, que han conocido también  mis experiencias, me preguntan por aquellos otros que viven tan lejos pero que también tienen sus propios sueños.’

‘En España somos solidarios, pero tenemos poca memoria, ya que cuando es necesario sí que colaboramos ampliamente.’

¿Cómo ha influido en tu trabajo? ¿Has evolucionado en este aspecto?

‘Evolucionas en muchos aspectos. En mi escuela hay mucha diversidad entre el alumnado, algunos que me conocen me preguntan directamente y yo les cuento las experiencias vividas y las comparto con ellos. Cuando volví del Congo hice un montaje sobre la maternidad y uno de ellos se movilizó sin decirme nada y realizó una colecta entre los compañeros, recaudando una buena cantidad de dinero que yo mandé al Congo a través de una monja que en ese momento se encontraba aquí en España, ya que allí tampoco funciona el correo ni hay forma de mandar nada. Gracias a ello Midi, la monja doctora cubana, compró algunas cosas que necesitaban: un aspirador para los bebés, una báscula, termómetros, medicamentos y algunas cosas más que resultaron, sin duda, de gran utilidad.’

¿Crees que la gente de Linares está concienciada de la situación de estos países?

IMG-20151112-WA0008‘Ahora en España estamos viviendo una crisis muy fuerte y la gente siempre dice que también hay muchas personas necesitadas aquí. Es cierto, pero yo pienso que no es excluyente. Los que dicen eso (a mi parecer), lo usan como una excusa, ya que tampoco ayudan a la gente de su entorno. Aquí hay crisis, es verdad, pero allí viven una crisis permanente, algo totalmente distinto y nuestra ONG es de cooperación al desarrollo internacional, aunque también se están barajando proyectos aquí en España.’

‘En Perú las ONG lucha por intentar erradicar la trata de personas, ya que continuamente están desapareciendo tanto mujeres como niños. Lo que más me impresionó de esto es que nadie los buscaba, ya que no tienen recursos. Si se encuentra un cadáver tampoco se esfuerzan en averiguar qué sucedió y quién lo hizo. En las zonas mineras se llevan muchas mujeres para la prostitución y, si alguna vez vuelven,  lo hacen en unas condiciones fatales, prácticamente moribundas, con todo tipo de enfermedades de transmisión sexual. Es una forma de vida muy dura. El simple hecho de tener agua potable, la construcción de pozos, es algo a lo que ellos no pueden hacer frente si no es con ayuda.

Aun así, en general en Linares la gente está bastante concienciada con la situación.’

¿Crees que en Linares la gente colabora con este tipo de causas?

‘Yo creo que sí, solo que hay que refrescarles la memoria de vez en cuando, pero cuando hacemos eventos como los conciertos solidariosmeriendas solidarias y demás, siempre tienen muy buena aceptación, aunque últimamente por nuestra situación económica son un poco más reticentes.’

¿Qué funciones tienes ahora mismo en Taller de Solidaridad?

‘Ayudar en todo lo posible, ahora mismo se está programando la merienda solidaria, donde va a haber también productos de  ‘Comercio Justo’ como café, chocolate y azúcar y también ‘Ropa Hecha con Amor’, que se confecciona en Filipinas en talleres donde las mujeres pueden llevar a sus hijos a unas guarderías especializadas y amamantarlos si es necesario en sus descansos de trabajo, percibiendo un salario justo, de forma que la mujer pueda ser independiente y aprenda a valerse por sí misma, que es uno de los objetivos más importantes de ‘Taller de Solidaridad’. El inconveniente es que son unos productos caros, pero es por una buena causa.’IMG-20151112-WA0007[1]

Has dicho que tienes pensado volver, ¿Cuándo y a donde?

‘A mí me gustaría volver al Congo, sin ir más lejos el próximo verano. Todo depende de lo que me diga la ONG. Estoy segura de que cualquier lugar al que vaya será un regalo para mí y una oportunidad de seguir creciendo, aprendiendo  y aportando todo lo que soy y lo que pueda saber y enseñar.’

Josefina hizo un Blog mientras estaba en Perú, donde publicaba a menudo sus vivencias y a la vez veía los comentarios de su familia, alumnos, etc. Cuando volvió de Perú se encontró más de 10.000 visitas.

Agradecemos enormemente tanto a Josefina como a ‘Taller de Solidaridad’ su disponibilidad y entrega para la realización de esta entrevista. A continuación, dejamos los enlaces de los Blogs de Josefina, donde poder leer sus publicaciones durante estos periodos de voluntariado.

http://decazorlaalosandes.blogspot.com.es

delguadalquiviralcongo.blogspot.com

https://estrechandolazostds.wordpress.com

ENTREVISTA: Ana Belén Portellano y Adrián Ruíz.

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